¿Qué es la ansiedad? ¿Qué función tiene?

El origen de la ansiedad

La ansiedad es un sentimiento de miedo, temor, preocupación e inquietud que se puede experimentar con diferentes niveles de intensidad. Es una emoción y, como todas las emociones, tiene una función: ayudarnos a sobrevivir. Surge con el objetivo de alertarnos ante un peligro, real o percibido, permitiéndonos así prepararnos para afrontar la situación.

Imagina que estás en el año 10.000 a.C. y que vas caminando tranquilamente hacia tu poblado cuando, de repente, ves a lo lejos un gran león. Probablemente empiezas a sudar, tu cuerpo se tensa, sientes cierta opresión en el pecho y tu capacidad de atención aumenta. Decides dar la vuelta lentamente y buscar otro camino, dejando bien lejos al león. La ansiedad y el miedo te han salvado.

Hoy en día, la ansiedad continúa siendo un mecanismo adaptativo que nos permite superar las amenazas que nos vamos encontrando y, por tanto, es una emoción necesaria y adaptativa. Sin embargo, estas amenazas han ido cambiando con el tiempo y, a pesar de que la mayoría de ellas no son cuestión de vida o muerte, nuestra respuesta sigue siendo la misma.

Síntomas de ansiedad

La ansiedad, como toda emoción, implica al menos tres sistemas de respuesta. Sin embargo, estos tres sistemas de respuesta no correlacionan entre sí (pueden estar disociados), observándose que existen diferencias individuales en los patrones de ansiedad. Es decir, no todas las personas manifiestan su ansiedad de la misma manera, no es necesario presentar siempre todos los síntomas de ansiedad. Los signos y síntomas más característicos de la ansiedad se pueden clasificar en tres niveles:

• Fisiológicos: palpitaciones, tensión muscular, sensación de hormigueo, dolor de cabeza tensional, temblor, respiración rápida, sensación de ahogo, sequedad de boca, dificultad para tragar, molestias gastrointestinales, náuseas, etc.
• Cognitivos: preocupación, temor, dificultad para concentrarse, sensación de desorganización y pérdida de control, inseguridad, ideas anticipatorias de peligro y amenaza, dificultad para tomar decisiones, problemas de memoria, sensación de irrealidad, sensación de estar separado de uno mismo, miedo a morir o a volverse loco/a, etc.
• Conductuales: movimientos repetitivos, inquietud motora, paralización motora, evitaciones o huidas, movimientos torpes, impulsividad, etc.

Principales trastornos de ansiedad

Se considera que la ansiedad es un problema cuando, en lugar de ayudarnos, afecta de forma negativa a diferentes áreas de nuestra vida personal (laboral, familiar o de ocio). Los trastornos de ansiedad más comunes son:

• Ataque de pánico. Es un episodio de mucho miedo que puede durar desde unos pocos minutos a varias horas. Es una respuesta del cuerpo a un estímulo muy estresante de nuestra vida. Los síntomas físicos más frecuentes son dolor en el pecho, dificultad para respirar, palpitaciones, sudores y mareos.

• Trastorno de pánico. Consiste en la aparición de ataques de pánico de forma repetida y repentina. En estos casos es conveniente saber qué hacer ante un ataque de pánico, pues sus síntomas pueden llegar a ser muy intensos, sobre todo en los primeros momentos.

• Trastorno de ansiedad generalizada. Se manifiesta en forma de preocupaciones constantes, desproporcionadas e intensas relacionadas con la vida cotidiana (salud, trabajo, pareja, etc.).

• Fobias. Hacen referencia a la aparición de un miedo extremo a un objeto, animal, sentimiento, lugar o situación. Este miedo surge cuando la persona se expone a aquello que teme.

Tratamiento

La terapia cognitivo-conductual constituye uno de los tratamientos más eficaces para abordar los problemas causados por la ansiedad. Ofrece a la persona herramientas que le permitirán aprender a pensar, comportarse y reaccionar de forma diferente.

Afortunadamente, es posible aprender a manejar la ansiedad de forma adecuada. Si tienes dificultades para hacerlo puedes contactar con un/a psicólogo/a que te pueda acompañar en el proceso.